Imagina que estás con un grupo de personas de las cuales no conoces a la mayoría. Te preguntan. ¿Quién eres?, ¿Cómo responderías? ¿Acaso con tu nombre, tu profesión, tu situación familiar actual?
Hasta este punto de mi viaje como RackyMaGo, he enfrentado esa pregunta en momentos incómodos. Me han llevado a buscar la mejor respuesta para ello.
Te comparto los momentos que me llevaron a una revelación: responder no es tan fácil como creía.
Cuando mi nombre ya no era suficiente
Responder a la pregunta: “¿Quien eres?” es algo de lo que me acostumbraron desde niño. Decir: Soy Ricardo Márquez, ese nombre y apellido. Si, define el quien soy, pero en parte, porque dentro hay una esencia, una historia familiar que viaja.
Pero con el tiempo me doy cuenta que no es suficiente.
Crezco y la vida me lleva a tener mi primer título de Bachiller. No solo era Ricardo, sino que también era Ricardo Bachiller en Ciencias.
Llego a la Universidad, recibo mi título, y deje de ser el Bachiller, y comencé a ser Ricardo el Ingeniero de Sistemas.
Por un largo tiempo me presentaba como el Ingeniero, o según el cargo que representaba. Paso a ser Programador, y luego Líder de Equipo.
Parece que a medida que pasa el tiempo responder: ¿Quién soy? Se transforma, y no he conseguido la metáfora perfecta para este punto. Porque esto que me pasa ahora se siente diferente, en un recorrido con múltiples cambios en el camino.
Fingí una sonrisa mientras se burlaban
Ya tenía tiempo con mi recorrido a través de la espiritualidad. Estudio al Alma con tal profundidad que comienzo a comprender muchas cosas. Pero vuelve el pensar de más, para responder un simple pero tajante: ¿Quien eres?.
Estoy en un viaje de trabajo, como Líder de Equipo. Llega el momento de juntarnos a cenar en un Restaurante cerca del hotel.
En una mesa rectangular lleno de papas fritas, nachos, rondas de cerveza. Escuchando conversaciones sobre las vacaciones a Hawai, el fin de semana en Las Vegas. Debatiendo sobre el mejor Vino o queso para acompañarlo.
Me sentía como un pez, pero fuera del agua.
Simplemente estoy escuchando. Sólo me quedaba preguntar por el nombre de los vinos, o de los mejores sitios para visitar en esos viajes. De lo que sinceramente no recuerdo, porque no era de mi interés. Solo buscaba hablar de algo interesante para no aburrirme.
Yo tenía algo interesante que aportar, yo estudiaba al Alma, toda su estructura a través del Árbol de la Vida. Pero se asoma un comentario despectivo por el mundo espiritual. Recuerdo que un Líder dijo:
-“Ah si, como esos viajes de Recursos Humanos, dónde todos conectan con su espíritu y se abrazan”
Comenzaron las risas ante tal comentario. Yo fingía demencia, forzando una sonrisa y tomando el sorbito de cerveza.
Por un momento pienso: “Debo ser valiente, y hablar de lo que estudio”. Pero iba a ser más mi Ego hablando que lo que iba a disfrutar. Sabía que estaba rodeado de escepticismo, y no quería debatir.
Quería disfrutar de lo que quedaba de tiempo en el viaje. Por suerte habían personas que sabían lo que hacía, y disfruté conversando de algo totalmente diferente.
Fuera del mundo laboral, sin embargo, era otra historia.
En un cumpleaños, rodeado otra vez de desconocidos – algo que normalmente disfruto. Comienza la típica ronda de presentaciones. La pregunta del: ¿Quién eres? Cada uno responde con su nombre y profesión o lo que hacían.
En minutos la ronda se acercaba a mi momento de responder. Era mi momento de hablar de lo que realmente me apasionaba. Pero mi mente se debatía:
-¿Líder Técnico o Terapeuta? ¿Ambos? Me decidí por Terapeuta – era más auténtico, más interesante para conversar. Hasta que uno de los chicos, con tono burlón, soltó:
-“Ah! de esos”, y se volteó de una y preguntó a la siguiente persona.
No le doy importancia, sabía que lo hacía por bromear. De igual forma había más personas con las que me extendí en cuanto a conversar sobre energía y el Universo.
Pero ese momento alimentó más mi incomodidad interna ante cómo responder al ¿Quién soy?.
La respuesta que nunca encontré
Comienzo a buscar respuestas desde lo espiritual. La Kabbalah me acerca el tema de que somos:
“Un Alma que vino a corregir la creación del Universo”.
Es algo que a pesar que se escucha muy amplio, no siento que sea la verdad completa.
Hablar de profesiones mucho menos, es simplemente una parte de lo que nos hace vivir en sociedad.
Nuestro nombre es un pequeño fragmento de nuestra verdadera esencia.
Quizá lo más cercano al “quién soy”, es el “YO SOY”, como esa parte de nosotros que nos conecta con el Universo. Pero es tan amplio y abstracto que no todos lo comprenderían.
La mayor respuesta la pude conseguir en mis manos, en mi propio Árbol de la Vida. Ese mapa que ya venía estudiando desde hace tiempo.
Lo que aprendí al dejar de buscar la respuesta
Finalmente comprendí que no existe una respuesta correcta. Posiblemente no la conozca en esta vida.
Responder al ¿Quién soy?, puede mutar en cualquier momento de la vida. Porque el rumbo puede cambiar para hacer realzar nuestra esencia.
Responderlo, no debería limitar hacia dónde vas. Pero si es algo que ayuda a responder el “Dónde estoy”, para marcar un hacía dónde te diriges.
El “Quién soy”, es tan amplio y complejo que solo nosotros conectaremos con ello.
Nuestra Alma es tan Sabia que nos enseña a compartir solo un pequeño fragmento de quienes somos.
Y eso está bien.
Tu mapa hacia el YO SOY verdadero
Al final, todos estamos en esta misma búsqueda de identidad. Tratando de descifrar los fragmentos de quiénes somos realmente.
La buena noticia es que conectar con ese conocimiento es posible. Yo lo he conseguido a través del estudio del Árbol de la Vida. Se convirtió en esa brújula que me ayudó a navegar estas preguntas profundas. No es la única forma, pero ha sido mi forma. Y si resuena contigo, tal vez también pueda ser parte de la tuya
Tu esencia es tu máxima expresión, el YO SOY, que te potencia y te anima a SER. Créeme, está más cerca de lo que puedas imaginar.
Encuentra ese QUIEN SOY dentro de ti a través del Árbol de la Vida Kabbalístico Personal