¿Y si el vacío también es parte del propósito?

¿Te ha pasado que escuchas a tus referentes decir: “Cuando estás en el camino, sientes Plenitud”?

Y de inmediato dudas: ¿será que lo que hago es realmente el camino indicado?

Soy RackyMaGo, y descubrí que en el camino del Alma no todo es color de rosa… aunque nadie lo diga.

Te voy a contar una parte de mi historia donde revelo cómo entendí que el vacío también es parte de mi propósito.

Con esa certeza en el horizonte, me encuentro en medio de un proceso de transformación…

Cuando la productividad tapa el vacío

Estoy en pleno proceso de darle un giro a mi proyecto de vida. Mi enfoque está en ser productivo mientras armo la reestructura.

Busco armonía dentro y fuera de mí. Mis días varían, pero hay algo constante: mis momentos de conexión con los guías y mi entrenamiento físico.

Canalizo para otros, ofrezco terapias energéticas. Cargo con el peso de cumplir, no solo con ellos, sino también conmigo.

En medio de ese giro algo dentro de mí me dice:

“Debes comenzar a incorporar nuevos conocimientos, más allá de lo que canalizas”.

Así que me doy espacio para aprender cosas que siempre me llamaron la atención, como iniciarme en la hipnosis.

Me estoy llenando de nuevos aprendizajes y experiencias. La frase “el tiempo es oro”, tiene mayor sentido en esta etapa.

Sé que es momento de tomar decisiones que podrían poner en riesgo mi equilibrio. Pienso: ¿Y si estoy sacrificando mi estabilidad? ¿Y si en vez de avanzar, estoy perdiendo lo que tanto me costó construir?

Las dudas crecen… y con ellas, un vacío. Un vacío que parece tragarse todo lo que voy construyendo.

Es el momento de salir del plan previsto…

El quiebre que ya no podía evitar

Mi día está ajustado. Llega la noche y con ello la transmisión en vivo en TikTok y Youtube. Es el momento de canalizar.

Sin embargo, la frecuencia de personas disminuye… me aburro. A veces me encuentro completamente solo.

Converso a la pantalla sin nadie del otro lado. Miro a los lados, buscando algo que le de sentido a todo. Siento que es una pérdida de tiempo.

Lo que menos quiero es depender de que otros estén conectados para sentirme acompañado. Ya todo me parece extraño.

Estoy transmitiendo, y en mitad de un Live, mientras leo un comentario… me golpea un pensamiento:

“¿Qué estoy haciendo con mi vida?”

¿Te ha pasado que la rutina hace que te sientas como si vivieras en piloto automático? Así me siento durante un largo tiempo.

Cada transmisión vacía era como un reloj de arena: la inspiración se escapaba grano a grano.

Sabía que si no cambiaba pronto, todo lo que había construido podía derrumbarse.

Es tiempo de romper el plan si quiero generar un cambio relevante… detengo la transmisión en vivo semanal.

Ahora tengo más tiempo para enfocarme en mis cosas. Me dedico a trabajar en darle un nuevo formato a la Web.

Es mi momento de mostrarme como realmente quiero. Vuelve la inspiración.

Tengo muchas ideas revoloteando en mi mente… como si fueran mariposas monarcas en plena migración.

Sin embargo, hay cosas que no terminan de convencerme… siento que falta algo que le dé un sabor diferente a lo que hago.

Sé que si voy a apostar por algo diferente debo romper una barrera para que mi Alma se expanda más.

Mis luchas internas comienzan a surgir, silenciosas.

Mi mente está tan enfocada en los cambios, que pierdo conexión interna… aquella por la que tanto estuve trabajando.

Estoy algo agotado, el cuerpo me pesa y apenas puedo sostener la mirada. Converso con mis amigos sobre ello. Me siento escuchado por los demás… pero anhelo hablar con alguien que esté atravesando la misma lucha.

Mi conexión con los guías espirituales está presente. Y mi contacto con el mundo exterior se manifiesta en los entrenamientos en el gym.

El silencio interior vuelve… resurge con más fuerza.

Hasta que llega una notificación.

Un mensaje. Una propuesta inesperada.

La propuesta en encendió un nuevo rumbo

Mi gran amiga desde el colegio, Yurmer me escribe para proponerme trabajar un día juntos desde un café o su casa. Me parece una buena oportunidad para salir de mi cascarón.

Volver a trabajar junto a alguien es algo que ya había olvidado cómo se sentía.

Despierto temprano ese día, con muchas ganas de compartir. Es invierno, pero el clima está bastante agradable… con el sol de Buenos Aires que alivia cualquier frío extremo.

Al llegar a la estación, el tren aparece justo al bajar las escaleras. Todo parece alinearse.

Es un trayecto largo, así que paso todo el camino en compañía de un podcast de Erika de la Vega.

Llego a su casa. Trabajamos, entre charlas y risas.

Almorzamos y comenzamos a bromear y a ponernos al día con nuestras vidas.

Pero la verdad siempre llega con un buen café. Quizás no sea un refrán, pero yo lo traigo a la mesa… porque es hora de la merienda.

Llega el respectivo cafecito con mucha espumita… y con él, el momento de sincerarnos.

Somos buenos amigos desde hace muchos años, así que espacio para secretos no hay.

Ambos estamos pasando nuestras luchas. Ese eco interno que me acompaña, ella también lo ha vivido.

Vivimos momentos creativos… pero nos falta alguien cercano con quien compartir las ideas.

El café humeaba en la mesa. Por un instante, nos quedamos en silencio. Entonces, Yurmer me miró con complicidad…

— Racky, no es la primera vez que estamos pasando por lo mismo… pero en contextos diferentes — me dice mientras sopla la espuma del café.

Yo asiento, sintiendo cómo esas palabras me atraviesan

—Nuestras historias se entrecruzan una vez más — le respondo… con una sonrisa que mezcla alivio y certeza.

Ese día lo cambia todo.

Desde entonces no solo compartimos experiencias, sino la expansión creativa.

Nos impulsamos mutuamente.

Incluso comenzamos juntos una formación en postproducción audiovisual.

Esa vivencia me deja una enseñanza que no puedo pasar por alto…

El valor oculto en sentirse perdido

A veces comprendemos las cosas desde una mirada demasiado literal… cuando en realidad la vida está llena de matices.

Cuando escuchaba a mis referentes decir: “cuando estás en el camino, sientes plenitud y todo fluye”. No tomaba en cuenta los tonos emocionales que también se viven en ese camino.

El sentir ese hueco que nada llena, junto con la duda y la confusión, son parte de nuestra experiencia. Están ahí para que atravesemos las distintas facetas de la vida.

Sentirnos perdidos también forma parte del viaje.

Las emociones no solo nos hacen sentir. También nos impulsan a compartir, a aprender y a crecer desde lo colectivo.

Un amigo, un psicólogo, un terapeuta siempre son de gran ayuda. Pero encontrar un Alma que esté transitando lo mismo que tu… eso es invaluable.

Sin dudas, una de mis grandes lecciones ha sido romper la barrera de la sombra.

Ese paso abrió el espacio.

Y en él, mi Alma pudo seguir creciendo.

Con esa lección grabada en lo profundo, hoy quiero compartirte esto…

El encuentro que puede transformar tu camino

Esta experiencia me hizo comprender en carne propia… lo difícil que puede ser transitar nuestro destino con convicción inquebrantable.

Cada vivencia me recuerda que todos merecemos una mejor versión… y me gusta transmitirlo a quienes comparten conmigo.

Quizás tú también estés buscando ese par.

Yo lo encontré en Yurmer y en otras personas. Créeme, mi historia ha tenido muchas vertientes. Y te tengo una buena noticia: lo puedes conseguir. Solo necesitas responderte lo siguiente:

¿Estás dispuesto/a a escuchar lo que realmente deseas? ¿Te sientes preparado/a para compartir tus experiencias?

Te ofrezco la oportunidad de sumarte a un grupo de almas que… con caminos diversos, a veces ven cómo sus historias se entrecruzan.

Ese camino de crecimiento compartido es posible.

La membresía MAGXs es un espacio lleno de almas dispuestas a expandirse.

Allí encontrarás un lugar para:

• Compartir tu camino con personas que viven procesos similares.

• Aprender y crecer con herramientas espirituales y prácticas.

• Recibir apoyo real en esos momentos donde el vacío, la duda o la confusión aparecen.

Y quizá allí descubras más de lo que jamás imaginaste.

Te dejo un enlace para que explores más. No dudes en preguntarme cualquier cosa. Aquí estaré para acompañarte en tu propio camino.